Una ciudad en Asia que no parece Asia… perfecta para recorrerla con niños!
Singapur, es una ciudad que combina lo mejor de oriente y occidente, es una ciudad limpia y por sobretodo es una ciudad segura. Esto y mucho más, hace que sea un destino perfecto para visitar con niños.
Cualquiera que haya estado en Singapur, podrá afirmar que es la ciudad de las reglas y multas. Fumar en la calle: MULTA, comer chicle: MULTA, gritar: MULTA, Comer o tomar líquidos: MULTA… al final parece que todo está prohibido! Pero esto da como resultado una ciudad perfecta. Es impresionante lo que cuesta encontrar un basurero por las calles. A nosotros nos costó un mundo! Pero para que lo necesitan si no generan basura mientras van por la calle.
Nos preguntamos cómo es posible que exista una ciudad así, impecable, moderna, sin basura por los suelos, con gente limpia y sin carritos de comida en sus calles en pleno Asia? Dónde está la esencia de Asia en este lugar?
Y es que en Singapur no te sientes en Asia! Al menos no en el Singapur moderno y turístico que visitamos.
Dentro de la ciudad existen distintas culturas que conviven de manera armónica. Es una ciudad multicultural y para llegar a ser la ciudad que es hoy en día, tuvieron que “limpiarla” y transformarla, eliminando costumbres de los locales como son, por ejemplo, los carritos de comida en la calle. Para esto tuvieron que crear nuevos espacios para que la gente no perdiera sus tradiciones, pero que no ensuciaran el proyecto de ciudad moderna y limpia que tenían en mente. Estos espacios dedicados a la comida callejera o “Street food” son los famosos Hawkers, excelente alternativa para comer algo si van con un presupuesto más ajustado!
Hawker Lau Pa Sat en la mitad del barrio financiero
Le dicen la ciudad del futuro porque caminar por el barrio financiero o “Business District” de Singapur, es ir viendo rascacielos de vidrios de colores, jardines verticales y verdaderos parques que sobresalen por las ventanas de estos edificios que desbordan arquitectura y diseño.
Además de arquitectura, edificios modernos y jardines artificiales, esta ciudad está un paso adelante, ya que en el colegio ya no basta con aprender inglés, porque las lenguas oficiales de Singapur son, además del inglés, el tamil, malayo y mandarín. Además de eso, el profesional del futuro debe saber programar, por lo que programación y robótica se enseña a la par con el resto de las asignaturas. Si no nos ponemos las pilas, estos niños se apoderaran de las grandes empresas del planeta!
Ahora bien, una vez introducida esta maravillosa ciudad, nos colgamos la cámara de fotos y empezamos a recorrerla con ojos de turista.
La ciudad es ideal para hacerla con niños. Sus veredas son anchas e impecables. La mayoría techadas por si empiezan a caer algunas gotas. Todo es plano y se puede recorrer completamente a pie, está preparado para el coche o para minusválidos. Lo que recomiendo es recorrerla siempre caminado para ir viendo los cambios que hay entre un barrio y otro. Al terminar el día podemos tomar el metro para volver al punto de partida (o un taxi, pero es una ciudad un poco cara).
Singapur tiene tres tipos de turismo:
El Singapur étnico: Con barrios de culturas árabe, india y china.
El Singapur moderno: para ver el skyline y zona financiera
El Singapur verde: para deleitarnos con sus parques y animales, que incluye Gardens by the Bay, el Botanic Gardens, el Singapore Zoo, el River safari, el Night Safari, el Bird Park y el SEA Aquarium.
Además de estas tres formas de ver Singapur, podemos aprovechar el tiempo haciendo shopping en Orchard (es una calle repleta de malls y centros comerciales) o bien, pasar un día en la isla de Sentosa, que tiene unas playas “artificiales” increíbles, zona de hoteles con restaurantes y el famoso parque de atracciones Universal Studios. Seguro que los niños más grandes disfrutarán con este último. Además de este parque encontramos el Marine Life Park y el Trick Eye Museum, entretenido para curiosos de todas las edades.
La siguiente ruta incluye un poco de los tres “Singapures”. En un día completo y sin parar de caminar se puede hacer perfectamente, aunque ojalá dejar un par de días más para profundizar en algunas zonas, ir a Orchard o a Sentosa.
Empezamos el recorrido en “Arab Quarter”. Aquí encontramos la Mezquita del Sultán y calles chiquititas donde venden telas, ropa y alfombras. Una de sus calles, Jalan Pinang, está llena de restaurantes y bares para tomar algo con vistas a la mezquita. Es el más pequeño de los tres barrios étnicos, pero es ideal para empezar la ruta o para terminarla. Es muy recomendable ir de noche ya que tiene mucho ambiente y todos sus bares se llenan de gente que conversa al ritmo de la música.
Después de Arab Quarters nos vamos caminando hacia “Little India”, que como dije una vez en Instagram, para mi gusto este barrio tiene muy poco de la verdadera India, país que me cautivó por completo justamente por su caos. Little India es más bien un barrio pintoresco, de colores, con gente de la india y tiendas de cosas traídas de la India. Lo mejor, los collares de flores que hacen para Ganesh o Vishnu!
En este barrio encontramos en su calle principal, los famosos templos de Sri Veeramakaliamman (hindú) y Leong San See (budista). Un poco más adentro podemos comprar algo de comida india y ver la casa de Tan Teng Niah, famosa por sus colores fuertes y llamativos. Si queremos comprar algo como especias y chucherías de la India, una visita al Mustafa Centre o al Little India Arcade, nunca viene mal.
Fachada lateral de la colorida casa de Tan Teng Niah
Continuamos la ruta hacia Civic District. En realidad vamos camino a Chinatown, el tercer barrio de la ruta cultural, pero ya que vamos a pie, nos desviamos un poquito para ir a Bugis Street y pasar por esta calle con puestecitos que tiene un templo budista en el camino, además está al lado de Clarke Quay, una zona que parece sacada de un parque temático, con paredes de colores y puentes, llenas de restaurantes con vistas al río. Aquí podemos dar un paseo en barco o subir a un taxi acuático que va por el río terminando en la bahía de Marina Bay, panorama que seguro les gusta a los niños. Si ya es la hora de almuerzo y el presupuesto no es low cost, es una buena zona para parar a comer algo o hidratarse un poco. Este barrio también tiene mucho ambiente en las noches!
Seguimos caminando y nos empezamos a insertar en el barrio moderno. Vemos las calles anchas con varios ejecutivos caminando mientras hablan por teléfono y edificios de vidrio con nombres de bancos y empresas multinacionales.
Doblamos a la derecha y llegamos a “Chinatown”. En este barrio esta el templo hindú Sri Mariamman, nos sacamos los zapatos y le hacemos una visita. Luego cruzamos el arco rojo que nos da la bienvenida al barrio chino y vemos como empiezan a aparecer puestecitos con las típicas lámparas chinas y un montón de imanes y souvenirs. Después de pasar por varios puestos, llegamos al Buddha Tooth Relic Temple (o Templo del Diente de Buda), cuya entrada está llena de inciensos y figuritas de Buda por toda la pared. Nosotros tuvimos suerte y llegamos justo a la hora de la ceremonia. Es precioso ver a todos esos devotos cantando sin parar, mientras se inclinan al ritmo del tambor.
Fachada templo Sri Mariamman (hindú) en Chinatown
Salimos del barrio chino para explorar el Singapur moderno. Caminamos un poco y nos topamos de frente con el Hawker Lau Pa Sat. Si no han almorzado es un buen lugar para hacerlo y si ya lo hicieron hay una pastelería adentro que podría cerrarles el ojo.
Seguimos avanzando y finalmente llegamos a la meta del día. Estamos en la bahía con el Hotel Marina Bay Sands a nuestra derecha y todos los edificios que forman el highline a la izquierda. Tomamos la izquierda, que aun que sea un poco más largo nos permitirá tener las mejores vistas del complejo y visitar al famoso Merlion.
Vistas desde el Merlion: Museo de ciencias y Marina Bay Sands
Caminamos por la costanera pasando por restaurantes y hoteles hasta llegar al Merlion, una estatua de León con cuerpo de sirena que tira agua por la boca. Las vistas que ofrece este punto, del hotel y museo de ciencias con forma de flor de loto, son maravillosas. Seguimos bordeando el agua y llegamos a un puente que nos conecta con el hotel. Este puente está lleno de miradores para sacar buenas fotos (lindas de día y de noche). Llegamos al primer piso, a la Bayfront Avenue que tiene tiendas como Louis Vuitton, un borde de agua lleno de flores flotando y la vista completa a la ciudad.
Bayfront Avenue con el hotel a nuestras espaldas y la ciudad enfrente
Con el hotel a nuestras espaldas tenemos que decidir el siguiente movimiento. Entrar al gran mall de lujo que albergan los primos pisos de las torres, ir a comprar las entradas para subir al “Sands Sky Park” o seguir hacia los jardines de atrás: Gardens of the Bay. La decisión depende de cómo esté la energía y de la hora que sea, porque los jardines son grandes. Nosotros compramos las entradas para subir al mirador a la hora del sunset y cruzamos a los jardines. Este mirador tiene espectaculares vistas de la ciudad, pero no permite visitar la famosa piscina del hotel, también se pueden ver las vistas desde la rueda Singapore Flyer (tipo London eye), desde donde podremos ver también el hotel.
Vista a los invernaderos desde el mirador del hotel: Sands Sky Park
Gardens of the bay es parte del Singapur Verde, es un parque enorme con jardines temáticos, en cuya zona central están los famosos arboles de metal e invernaderos.
Uno de los jardines temáticos es un parque para niños separado en tres áreas, siendo una de ellas totalmente de agua. Todos los niños corren en traje de baño al ritmo de las canciones de Disney. Además tiene un montón de juegos para escalar árboles simulando telas de araña y elementos de la naturaleza. Como no estábamos preparados decidimos volver al día siguiente y pasar toda la mañana. Los jardines son gratis, lo único que hay que pagar es la entrada a los invernaderos. Son increíbles y los niños lo van a disfrutar más que nadie.
Parque de agua gratuito dentro de Gardens by the bay
Además de los juegos, en la zona central hay áreas verdes llenas de parejas o niños jugando a la pelota.
Volvimos al hotel y subimos sus 55 pisos. Arriba hay un montón de gente haciendo campamento para tener el lugar más cercano al borde y tener las mejores vistas para cuando se empiece a prender de a poco la ciudad. Las vistas son un espectáculo y para mi gusto vale la pena pagar el valor de la entrada.
Después de un rato arriba y unas cuantas fotos volvimos a bajar para ver el espectáculo de luces y sonido que se hace a las 19:30 en los jardines de flores metálicas. Existen dos espectáculos de luces, uno ahí y el otro en Bayfront Avenue. Los dos están buenos, uno es más artístico y el otro es más dinámico, porque cuentan una historia con imágenes proyectándose sobre chorros agua. Si quieren ver los dos, tiene que ser en días distintos porque los horarios coinciden. Nosotros a pesar de que corrimos de uno a otro, no lo logramos.
Flores metálicas y escenario del show de luces y sonido
Y así es como se pasan 24 horas intensas en esta increíble ciudad. Empezamos tempranito entre hombres de piel oscura con bigote tratando de vendernos alguna alfombra, y terminamos con una ciudad moderna e iluminada frente a nosotros. Pareciera que ambos recuerdos no pertenecen a la misma ciudad o al mismo día y eso es lo cautivante de Singapur, que es muchas cosas a la vez.
Si las energías continúan Arab Square o Clarke Quay, son un buen destino para terminar la noche, si no, nos podemos ir a dormir satisfechos después de un día completo de turismo.
Espero que les haya gustado esta guía, que les sea útil si van y que les guste esta linda ciudad y en caso de que no tengan pensado ir, espero que hayan disfrutado con la imaginación la intensidad de un día por Singapur.
gracias por tan buena información
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