Jamaica con 23 semanas de embarazo

Hace un frío polar en Santiago durante el mes de julio,  es temporada baja en mi oficina, la piel blanca no me favorece para nada y menos los más de 5 meses de embarazo que me acompañan. 5 meses que mantuve en secreto hasta el mes pasado. Tanto estrés y blancura no debe ser bueno para la salud.
Necesito unas vacaciones…. Y qué mejor que irnos a Jamaica!
En esa época no existía todo este tema del zika que hoy en día tiene restringido medio mundo y que es el motivo de cientos de embarazadas para dejar de viajar a una paradisíaca playa del caribe y relajarse. Embarazadas y mujeres con intención de estarlo. Un horror ya que volar de Santiago a cualquier lugar del mundo es caro, y si eliminamos los lugares con zika de centro y Sudamérica, los posibles destinos se reducen a Chile y Uruguay.  Que sigue siendo invierno en julio.
Ok, menos mal no había zika en mi época y si había nadie sabía, por lo que mi máxima preocupación era encontrar un bikini que me entrara. Problema no menor dada la copa F que tenía a esas alturas. Después de recorrer todo Santiago en pleno en invierno, encontré un par de alternativas que me «cabían».
Cada embarazo es diferente, cada mujer es diferente y cada embarazada es un mundo, por lo que el qué llevar, qué hacer, qué no hacer, lo dejo para la investigación personal de cada una. Yo les cuento que hice yo y lo cuento por primera vez. Tienen la primicia, ya que nunca he publicado en ningún lado una foto mía embarazada. No me pregunten por qué.

1.- Vacunas, repelentes, botiquines y medicamentos:

La verdad es que yo no hice nada, ni llevé nada. Fui bastante relajada durante mi embarazo. Trabajé hasta un martes y Lucas nació ese jueves. Mi trabajo era duro, cargaba racks de platos y copas, montaba mis eventos subida a escaleras, manejaba largas distancias para supervisar todo. Fui súper activa, no tuve ni una náusea, me sentí excepcionalmente bien durante todos los meses, así que no me preocupé de llevar conmigo nada fuera de lo común. Sólo llevé lo que tenía recetado de antemano: hierro, calcio y aceites o cremas antiestrías. Ni una en particular, usaba la que tuviera más a mano y me funcionaron de maravilla.

2.- Sol y manchas:

El sol era un factor que me preocupaba. Me moría de envidia al ver a esas mujeres embarazadas con cinturitas enanas, con guatas perfectamente redondas, negras por el sol y brillantes con aceite, caminando en sus bikinis blancos en todas las fotos de las redes sociales, pero alguna vez me dijeron que con el sol salían manchas en la cara, en el bigote y se marcaba la línea “alba” (línea negra entre el ombligo y el vientre) y traté de proteger estas zonas al máximo. El resultado en la siguiente foto, yo con una gran línea blanca que me dividía en dos. Evidentemente me equivoqué, cualquier quemadura por el sol es mejor que esto. #ExperimentosdeMamaPrimeriza

3.- Comida y kilos de más:

Evité a rajatabla lo que debía evitar. Siempre he comido muy sano y nunca me he preocupado del peso. Pero en un All Inclusive se hace difícil, sobretodo con el pensamiento de que “si ya estoy gorda, un poco más no se va a notar” y me engañaba a mi misma diciéndome que “hay que comer por dos” (sé de sobra que no es así). Así que nada, en una semana engordé 5 kg, casi el 50% de lo que engordé en todo el embarazo. Un desastre.

4.- Panties o medias de compresión para los trombos y várices:

Esto no sé quién me lo dijo, ni dónde lo leí. Será que por prevenir empecé a hacer caso a todo. Debe haber gente que las tolera muy bien, pero yo creí morir. Entre la presión y el calor, tuve un vuelo de pena. De los peores de mi vida. Sentía que mis piernas no respiraban y que no les llegaba sangre suficiente. No las recomiendo nada a menos que en realidad las necesiten. A la vuelta evidentemente no las usé y viajé mucho mejor y está demás decir que no tengo varices ni trombos producto de ese vuelo.

5.- Yoga, Volleyball y acrobacias en la playa:

Yo hacía de todo. Moverse es bueno, eso de ir despacito por la vida no iba con mis enérgicos 26 años recién cumplidos. Quizás ahora en esa situación me pasaría la semana postrada en una hamaca tomando un coco frío. Pero bueno… como les contaba antes,  mi trabajo era duro y nunca dejé de hacerlo, por lo que tampoco iba a dejar de moverme durante el viaje. La que está “patas pa’ arriba” en la foto soy yo… y créanme que la foto no salió al primer intento, estuvimos casi una hora saltando y haciendo el loco para que resultara. Para el volley no tengo demasiado talento y menos en arena, así que o mis compañeros me protegían demasiado o rara vez logré tocar la pelota jajaja pero eso de estar echada tomando sol todo el día, no va conmigo. Si no podía tomar nada y no quería quemarme, con mayor razón tenía que moverme.

6.- Saunas, Jacuzzis y Spa:

He escuchado muchas veces que meterse en este tipo de instalaciones no es recomendable para embarazadas. Por lo general no duro más de dos minutos en el sauna y más de tres en los jacuzzis, pero debo reconocer que probar las instalaciones del hotel es obligatorio en cualquier circunstancia. Me metí a cuanta piscina había y nadé infinito.  De vez en cuando no hace mal un momento de relajación.
Así que en fin… no les puedo decir qué hacer para que todo sea perfecto, simplemente hagan lo mismo de siempre, lo que les gusta hacer, paseen y conozcan el lugar en el que están, ya que estar embaraza no tiene por qué impedir que se acerquen a la cultura local y su entorno. No coman como cerdas, coman como siempre, naden, llénense de vitamina D (sobretodo para las que viajan en invierno), duerman mucho, que las horas de sueño se acaban con el primer hijo y viajen viajen viajen todo lo que puedan. Que la vida se disfruta más en una isla del caribe.

De Jamaica no les puedo contar demasiado. Nos quedamos en Montego Bay, la gente es feliz y contenta. Llegaban barquitos de madera a la orilla de la playa con gente vendiendo artesanía o marihuana. Arrendamos un catamarán y vimos estrellas de mar enormes. Nadamos de noche en la Luminous lagoon llena de microorganismos que se iluminan con el movimiento (bioluminiscencia) haciendo que la laguna se llene de destellos fluorescentes al nadar. Fuimos al centro y a un pueblito de colores a ver su artesanía. Escuchamos Reggae, nos bajamos todas las canciones de Bob Marley, fuimos a una colorida fiesta en la playa y disfrutamos de su mar y del hotel lo que más pudimos. Qué más se puede pedir. We loved Jamaica. 

Jamaica No Problem

2 respuestas a “Jamaica con 23 semanas de embarazo”

  1. Me encanta tu actitud!!! Que ganas de tener los recursos monetarios para poder hacerlo!!

  2. Gracias Claudia!! A nosotros nos invitaron a Jamaica por suerte!! Pero siempre hay destinos en brasil o en el caribe en promoción!! A veces en temporada baja es suuuuper barato! Sólo hay que buscar!! Un abrazo!!

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