Más Sri Lanka de mi corazón (Parte II)

Con su historia en la cabeza, con sus colores en la retina y con su gente en el corazón, continuamos descubriendo las maravillas de este país.
¿No has leído la primera parte aún? No te pierdas los maravillosos templos de este país y mucho más en «Sri Lanka de mi corazón, parte I».
Nuestro Jeep en Kaudulla
El mundo está compuesto de gente, civilizaciones, obras de arte, construcciones, jardines, plantas, palmeras, frutas de colores y por supuesto, de animales. Amados animales que habitan este mundo con el mismo derecho que nosotros, pero sin voz ni voto les vamos quitando espacio para vivir y afectamos sus hábitats naturales.
¡Lo bueno es que no todo está perdido! Aún existen países como éste, donde los animales y los parques nacionales abundan. En Sri Lanka existen 26 parques nacionales que juntos suman una superficie de 5.734 km2. Todos son áreas protegidas en las que sólo está permitido entrar con permiso para observar su flora o fauna.

Wilipattu lidera la lista de los más grandes y está ubicado al noroeste de la isla, en segundo lugar tenemos a Yala, siendo éste el más visitado de todos. Este parque cuenta con la concentración más alta de leopardos, pero a pesar de eso son muy difíciles de ver. Tiene una flora abundante y única gracias a la variedad de ecosistemas que se presentan en el parque a lo largo del año. Cuenta con 215 especies de aves, por lo que lo hace un imprescindible para todos aquellos que se dediquen al birding o al avistamiento de aves. Tiene anfibios y reptiles de todos los tamaños y un largo, largo etcétera.

Nosotros no visitamos Yala, ya que andábamos en búsqueda de las manadas de elefantes y justamente eso fue lo que más me llamó la atención de Yala. Susantha nos contaba historias allá donde íbamos y la que nos contó sobre Yala y sus elefantes me confirmó más todavía la importancia y respeto con la que hay que cuidar a los animales. Es impresionante cómo sienten y cómo perciben, incluso más que los humanos.

¿Pero por qué ya no hay elefantes en Yala? ¿Cuál es la historia?
El 2004 fue testigo de uno de los tsunamis de mayor magnitud en el mundo (siendo el de Valdivia, Chile, el que lidera el ranking). Sucedió en el Océano Indico y dejó unos 30.000 muertos.
Lo recordamos principalmente por el desastre provocado en la costa oeste de Tailandia, pero fue tal su magnitud que las olas llegaron incluso a costas africanas, arrasando con todo lo que había a su paso como la isla de Sri Lanka. Lo curioso es que a pesar de la cantidad de víctimas, fueron muy pocos los animales que murieron, ya que la mayoría huyó del lugar antes de que llegaran las olas. Es impresionante el sexto sentido que tienen estos enormes mamíferos. Mientras muchos humanos corrían costa adentro en busca de pescado o marisco, estos sabios animales caminaban lentamente hacia tierras altas y seguras. Desde entonces no hay elefantes en Yala, pero sí en otros muchos parques como el que visitamos nosotros.
Entre Dambulla y Polonnaruwa encontramos varias opciones de safaris para ver elefantes. Habarana es uno de los más conocidos, pero nosotros estábamos en busca de la manada que va moviéndose entre un parque y otro. Ellos van en busca de agua dependiendo de la época en que se visite. Dos parques de la zona cuentan con “tanques de agua”, Minneriya y Kaudulla. Nosotros fuimos a Kaudulla y vimos una manada de más de 150 paquidermos libres, bañándose, comiendo y jugando entre ellos. Después de dar varias vueltas, estacionamos el Jeep esperando a que se vaciara el parque y se fuera el sol. Sin duda de los mejores atardeceres que he visto en mi vida.
Hemos visto templos, ceremonias, historia, ruinas, hemos comido con las manos, hemos hecho safaris y visto elefantes, hemos caminado por sus calles y paseado por lugares increíbles. Pero aún falta más, falta una parte fundamental de este país, falta ver las plantaciones de té. Hierba tan famosa que hace de Ceylán un lugar tan conocido por todos. Sri Lanka exporta el 97% de su producción total y marcas como Lipton y Dilmah tienen sus plantaciones aquí.
Las tierras altas empiezan en Kandy. Aquí ya se siente el cambio de temperatura y de paisajes, laderas verdes y cascadas de agua se mezclan en un entorno montañoso y de aire puro.
Aquí vivía nuestro amigo Vajira, en una casita cuyo patio trasero era la imponente montaña. Varias curvas hacen falta para llegar aquí, pero vale la pena. También desde Kandy se puede tomar un tren hasta Nuwara Eliya. Este lugar está lleno de arquitectura inglesa, campos de golf y mucho verde. Aquí hay varias fábricas de té, las más famosas Pedro Estate y Macwoods, donde se pueden hacer tours guiados y ver todo el proceso desde la recolección. Nosotros fuimos a una fábrica más chiquitita y menos turística que estas dos y terminamos el recorrido degustando distintos tipos de té, en tazas inglesas y con increíbles vistas.
Fábrica de té
Las tierras altas continúan, siendo los lugares más visitados Haputale, con el famoso Lipton’s Seat (un mirador maravilloso con vistas a las plantaciones y al que se puede ir a ver el amanecer) y Ella, el pueblito mochilero más turístico de las alturas.
Tierras altas
Esta zona ya no pudimos visitarla por falta de días y para tener una buena excusa para volver, pero es tanto lo que he leído de ella, que puedo contar un poquito lo que sé.
Un imprescindible es tomar el tren de Ella a Haputale (o a Nanu-Oya) para ver las vistas y pasar por los puentes enormes del trayecto, el paseo dura una hora y vale la pena. Ojo que usar el tren como medio de transporte y no sólo para hacer el check o la foto también es muy recomendable.  Nosotros en la India viajamos mucho en tren y creo que es una excelente manera de mezclarse con los locales (Clic aquí para ver nuestro Viaje de 26 horas por la India ).
El trayecto de Kandy a Ella, parando por los dos destinos antes mencionados, son unas 7 horas. Otro imprescindible es caminar por las vías del tren para tomar fotos únicas a paisajes preciosos y al puente de los 9 arcos (ojalá a la hora que pase el tren) y subir al Little Adams Peak para ver las vistas. Todo muy sencillo y accesible para cualquiera. Para gente con más tiempo o más amor por el trekking hay muchas alternativas, una de ellas es la Ella Rock. Al parecer es dura, pero como siempre digo nada es imposible.

Como ven, este país tiene mucho que ofrecer. Ya se los dije en la primera parte de Sri Lanka de mi corazón (clic directo al post) y es que Sri Lanka hizo que me transportara a muchos lugares a medida que iba avanzando por sus caminos. Algunos llenos de gente vestidos de blanco, otros llenos de palmeras y cocos, otros inmensamente verdes de plantaciones de té, otros imponentes llenos de elefantes. Cada paisaje fue un mundo para nosotros, pero para que las vacaciones sean perfectas y redondas, hace falta un poco de playa, si no, no son vacaciones ¿verdad?

Sri Lanka tiene muchísimas playas para visitar, cuál elegir depende de qué vayan buscando, de dónde estén geográficamente y de la temporada del año que sea. Las lluvias y monzones se desplazan con los meses y como dicen: “el tiempo está cambiando” así que no hay que confiarse demasiado. Normalmente la época de monzones va de mayo a septiembre, pero también hay que considerar que Sri Lanka tiene un microclima, por lo que el resto del año suele llover en la zona norte.
Las playas más famosas ubicadas principalmente al sur y este de la isla son:
       Arugam Bay: Playa famosa por el surf y gente joven
       Trincomalee: Playa poco profunda, desde aquí se pueden hacer paseos a Pigeon Island y a ver ballenas. Una de sus playas es Nilaveli, de mucha paz y tranquilidad, en la que es posible bucear con tiburones, tortugas o morenas.
       Bentota: Zona más hotelera. Perfecta para hacer deportes náuticos.
       Tangalle: Pueblo de pescadores y larga línea de costa llena de palmeras.
       Mirissa: Muy tropical y tranquila
       Entre Mirissa y Galle hay un montón de pescadores zancudos.
       Galle: Famosa por su fuerte.
       Hikkadawa: Una playa muy turística debido a la cercanía a la capital. Si hay suerte se puede alimentar tortugas gigantes y hacer surf.
       Unawatuna: Arena dorada, buen clima casi todo el año, perfecta para hacer yoga.
       Koggala: No es turística, se puede ver a los pescadores locales durante el año y de diciembre a febrero se pueden ver a las tortugas venir a poner sus huevos.
       Alankuda: Playa perfecta para hacer snorkel gracias a su arrecife y perfecta para el kayak.
       Negombo: Calle con restaurantes y hoteles, perfecta para llegar o salir de Sri Lanka.
A ver si adivinan cuál fue la que visitamos nosotros antes de terminar el viaje 😉

Y ahora sí, después de estar en una playa de esta isla, damos por concluidas unas excelentes vacaciones. Este país es un sueño, nos vamos con gusto a poco y con infinitas ganas de volver. Nos faltó tanto por explorar, lugares menos turísticos del norte, muchas playas (más de las que enumero aquí), más plantaciones de té, más caminatas por las zonas altas, más parques nacionales, más animales que ver. Nos falto tanto tanto tanto, que espero que el destino nos lleve de vuelta algún día, para sentarnos a tomar un té son Susantha y sus hijos, con un Lucas más grande que sea capaz de valorar el tremendo  país en el que estuvo años atrás.

 

Una respuesta a “Más Sri Lanka de mi corazón (Parte II)”

  1. […] Sri Lanka es esto y mucho más… tuve que dividir el post en dos partes, ya que tenía tanto que contar, que con la corriente de la conciencia en “On” me quedó demasiado largo. Todavía falta contarles de los elefantes, los parques, los safaris, las playas, el té, las tierras altas, los paisajes, los trenes, más del budismos, más de Sri Lanka y más de Susantha. Espero que por el momento les esté gustando “la Perla del Océano Índico”, porque más que perla, es un diamante en bruto. Para seguir leyendo sobre este maravilloso país, lean la continuación en «Sri Lanka de mi corazón,  Parte II». […]

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