Nómades digitales en pandemia (y con niños)

Creo que la pregunta que más me hacen por las redes es
«¡¿De qué viven?!»

Y de esta pregunta se desprenden otras muchas como:

• «Cómo financian sus viajes»
• «Cómo lo hacen con los colegios de sus niños»
• «Qué pasa con su casa en Santiago»

Y también se desprenden prejuicios como:

• «Ustedes deben tener un colchón económico importante»
• «Sus papás los ayudan a financiar este estilo de vida» (a veces me sorprende que la gente crea que nuestros papás nos dan mesada ¿?)
• «Les regalan los pasajes o alojamientos»
• «La suerte de algunos»… y tantas preguntas y comentarios del estilo.

Es por eso, que voy a contar un poco lo que hacemos, cómo lo hacemos, qué tuvimos que hacer para estar aquí, además de información útil para cualquier nómade digital que va a empezar a llevar su oficina en la mochila y aventurarse con un estilo de vida menos rutinario. ¡Aquí vamos!

«¡¿De qué viven?!»

No sólo de pan vive el hombre… y obviamente trabajamos. Los dos. Y mucho. Me encantaría tener la fórmula mágica, haber recibido una gran herencia, haberme ganado el Kino, decirles que soy parte de una empresas con venta piramidal y que me llega plata todos los meses… pero no. Tenemos trabajos normales, y en mi caso, he luchado para que sean trabajos online. Tiene muchas ventajas, pero también desventajas.

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Trabajar online – Mi historia:

Mientras vivimos en Bali, el 2016, descubrí que existía un mundo de nómades digitales que se instalan temporadas en distintos países, que se inscriben en un cowork para tener reuniones con los pies en la piscina o que llenan las cafeterías taquilleras de la isla con sus Mac Books mirando los campos de arroz.

Cuando vi eso, me prometí a mi misma buscar un trabajo online y hacer lo mismo.

Estudié un máster de Innovación y había trabajado tres años en mi propia empresa, la cual vendí para poder irnos a Bali. Mi empresa pertenecía a la industria de los matrimonios, con mucho inventario y mucha logística de por medio. Aprendí mucho de la industria y aprendí a nunca más tener una empresa con inventario.

Quería crear algo que me permitiera conocer el mundo y seguir siendo profesional, sin perderme ni un momento con mis hijos y el trabajo online cumplía perfecto con todo eso a pesar de no haber estado tan normalizado en ese entonces.

Mis trabajos:

1. Emprender

Volvimos a Chile y con deuda creé mi plataforma online Check in Love (100% online – no hay ni un número de teléfono, ni dirección en ella). Toda la comunicación es directamente por la plataforma, mail o redes sociales. Todo el equipo trabaja de forma remota, incluso los desarrolladores son de otras nacionalidades y viven fuera de Chile. Los proveedores son softwares o servicios electrónicos.

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2. Negociar el home office

Es difícil entrar a una organización e imponer nuestras necesidades o cambiar la estructura de la misma. Creo que hay que ser humilde para lograr algunas cosas – empezar de abajo – y solas se irán dando en la medida que hagamos un excelente trabajo.

Siempre digo lo mismo, hay que hacer el trabajo de la mejor manera, aunque no nos guste, aunque nos paguen poco, aunque sea temporal o aunque estemos pensando en irnos. Siempre habrá alguien mirándonos, siempre habrá una oportunidad a la vuelta de la esquina, siempre podremos pedir recomendación o ayuda si las cosas no salen bien después, es nuestra carta bajo la manga, es una garantía.

En mi caso, entré a trabajar a una empresa que estaba empezando en la industria del retail, en un cargo freelance, y apoyando en todas las áreas que estaban en mi alcance. Con un sueldo muy por debajo del mercado, pero con la flexibilidad horaria que necesita una mujer con un hijo de tres años y otra en camino.

Hacía un poco de todo para el área de marketing: Sacaba las fotos, iba a las producciones, administraba las redes sociales, creaba nuevos canales de venta, coordinaba el eCommerce, veía la atención al cliente, gestión de reclamos, empecé a crear las campañas en Adwords y Facebook Ads, y siempre con la mejor disposición. A veces sentía que trabajaba mucho para lo que ganaba, pero entendía que iba a ser difícil encontrar un trabajo 100% remoto. Fui muy autodidacta, aprendiendo todo por mi cuenta con YouTube o cursos de Domestika. Poco a poco empezaron a crecer mis responsabilidades y con ellas mi sueldo, y siempre con la confianza de los dueños puesta en que soy una persona que sin ir a la oficina, cumplo con mi jornada y con mis obligaciones.

Probablemente si no hubiese cumplido cuando mi trabajo era prescindible, me habrían reemplazado rápidamente y no habría alcanzado el equilibrio entre sueldo y tiempo que tengo ahora.

Por eso mi consejo siempre es:

Haz el trabajo lo mejor que puedas, por muy insignificante que parezca (de hecho, tengo un post de la India que tiene una reflexión sobre esto en Rajasthan: Parte I)

3. Enseñar, mi pasión…

Cuando salí de la universidad, siendo una alumna promedio, pero ayudante en un par de asignaturas, me sentí con la confianza de ir a tocar la puerta y preguntar si podía hacer clases… puerta que me cerraron sutilmente en la cara. Cinco años después, con el título de mi postgrado bajo el brazo, fui a probar suerte nuevamente, logrando tras mucho esfuerzo y estudio que me dieran un ramo del Magister de Marketing en la facultad de Ingeniería Comercial de la Universidad de los Andes*. Cuatro años después, sigo haciendo ese ramo de innovación y otro de la malla llamado Creatividad.

*Este trabajo es presencial, pero la pandemia hizo que la universidad tuviera que adaptarse y desde marzo del 2020 enseñamos de forma remota.

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La creatividad se cruzó en mi vida sin buscarla y el mundo de las ideas, muy alejado a la creatividad artística que todos conocemos, empezó a ser un manual de vida para mi. Hoy no sólo enseño intentando cambiar el paradigma de la educación en mis alumnos de la universidad, si no que también hago un taller abierto de Creatividad, que tiene tres secciones con temáticas diferentes a través de mi plataforma Hola !dea. Otra forma de enseñar y de trabajar online sin problemas.

4. Marketing World

Ir aprendiendo de un tema y tener la capacidad de gestionar el tiempo para brindar servicios a terceros, nos permite diversificar nuestra cartera de clientes siempre que tengamos claro qué ofrecemos y cuál es nuestro valor agregado.

Así fue como la gente me empezó a pedir que los ayudara con las RRSS y las campañas de marketing de sus pymes. Empecé asesorando de forma gratuita a mucha gente, no me sentía capaz de cobrar por dar un par de consejos o por información y tips que ya están disponibles en la web. Hice algunas asesorías de Marketing a través de IGTV, me llegaban mensajes de emprendedores casi a diario pidiéndome consejo y ayudé con la puesta en marcha de la web y redes de una empresa, que al cabo de los meses terminó contratándome de forma freelance para que continuara con ellos.

Hoy administro tres cuentas, generando el contenido y la estrategia para el plan de medios de cada una de ellas. También de forma remota, con mis horarios y una reunión de equipo al mes por Zoom .

5. Con chupete y mochila

No puedo decir que es un trabajo. Nunca lo he considerado como tal, pero no puedo negar que en ocasiones, mi cuenta de Instagram me da ingresos con algunas campañas. Prácticamente rechazo todas las propuestas de producto. No va conmigo fomentar el consumo, al contrario, prefiero apoyar pymes de forma desinteresada y darles algo de visibilidad. No me gustan los canjes, al principio suena lindo que te manden regalos para la casa, pero al final es acumular cosas que no necesitas y que, en mi caso, no uso.

En un par de ocasiones nos han invitado a viajes a cambio de contenido: Florianópolis con niños, un crucero de Royal Caribbean del que no tengo post, unas noches de hotel en Punta del Este y me gané un concurso por un viaje a Torres del Paine Express. Todos los demás viajes son de nuestro bolsillo de principio a fin.

En el caso de este blog, no le he puesto anuncios porque ensucian el contenido, pero sí tengo un par de enlaces de Marketing de afiliación, que aún no logran ver la luz jajaja me cuesta monetizar el blog, pero en un futuro sería maravilloso poder hacerlo.

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Como pueden ver gestionar mi plataforma de novios, mi trabajo como empleada, las cuentas que administro, mis clases en la universidad, mis talleres online y mi blog, es pega. Pero pega que se ha ido dando de forma espontánea y fluida, pega que compagino en un horario de lunes a domingo, siendo responsable, planificando cada semana, trabajando de noche muchas veces, pero que me permite ir a la playa, viajar, hacerlo desde un aeropuerto o acostada en mi cama mientras cuido a algún hijo enfermo.

No es un «colchón económico» como decían por ahí lo que me permite tener un estilo de vida así, son años de trabajo, poco a poco, pero trabajando mucho mucho.

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Qué necesito para ser un nómade digital

¿Ya tienes un trabajo online o producto de la pandemia estás con Home Office? ¡Listo! Es el momento perfecto para elegir un destino y llevar tu oficina a tu nuevo hogar.

Lo que debes tener claro antes de partir:

Buena conexión

Lo primero que buscamos en un alojamiento, ya sea por Booking o por AirBnb es la evaluación del WIFI. Es clave.

Considerar el huso horario

Nosotros estuvimos viendo la posibilidad de partir a Bali, Hawaii o Costa Rica durante el año de pandemia, y para mis clases y las horas de oficina tuvimos que sacar un cálculo de dónde nos convenía estar. En Bali me iba a tocar hacer clases a las 22:30 de la noche, pero en Hawaii a las 3:30 am. Es importante considerarlo, sobretodo si se depende de una oficina o de terceras personas.

Gastar menos que en tu ciudad de origen

Esto no es un requisito, pero sí creo que parte de ser nómade digital, es lograr vivir de una forma más económica y sencilla de lo que vivirías en tu lugar de siempre. Bali se llena de Nómades porque por un precio bajo, tienen una calidad de vida bastante elevada. Costa Rica creo que no es el caso, es un país bastante caro con precios similares a los de Santiago, a pesar de que hemos conocido varios nómades en el camino.

Dejar tu departamento. Arrendar tu casa

Mucha gente nos pregunta qué hacemos con nuestra casa cuando nos vamos y mi respuesta es: «No tenemos casa».

Para muchos la casa propia es símbolo de estabilidad, de lo que toca hacer, de que a una cierta edad hay que asentarse o que es una garantía para tu futuro. Para nosotros la prioridad siempre ha sido tener una vida llena de experiencias. Decidimos cumplir con mi teoría de los ciclos y hacer un viaje largo cada cuatro años, de esos viajes que quedan en la retina y en el corazón de nuestros hijos (escribí un poco sobre mi teoría en este post de Instagram).

Podríamos tener una casita, arrendarla cuando viajemos, tener una renta y un lugar donde volver. Sería un lindo plan, pero somos (o soy) muy desapegada. No me gusta tener nada que me amarre a un lugar. Ahora que estamos viajando, estamos planeando extenderlo un poco más y me gusta sentir la libertad de saber que podemos hacerlo sin tener que preocuparnos de una casa que está sola, de mudanzas o de arrendatarios. Solemos arrendar un lindo depto que se adecúe a nuestras necesidades de ese momento y lo dejamos cuando nos vamos. Simple. Tenemos pocas cosas, que vendemos o guardamos en cada ocasión.

Quizás en algún momento tengamos una casita, pero aún no sabemos ni donde, ni cuando.

Ser ordenado con las finanzas

Estar viajando debiese ser igual que estar en un sólo lugar. Respetar la rutina, los horarios, cocinar, hacer el aseo, en mi caso estar con mis hijos, pedir comida, salir a comer, tener momentos de ocio etc, pero con una actividad adicional: ¡viajar! Y con viajar me refiero a los traslados y a conocer el lugar en el que estamos (porque para quedarte en una casa, mejor nos quedamos en la nuestra). Por lo tanto, es importante ser eficiente con los tiempos y con las platas.

Nosotros tenemos 3 cuentas + 2 inversiones. Francisco tiene su cuenta corriente, yo tengo la mía. Además tenemos una tercera cuenta de viajes en la que mes a mes depositamos lo que podemos para el ahorro de nuestro «gran viaje». Llegado el día, con esos ahorros compramos los pasajes, arrendamos los alojamientos y vamos financiando los gastos fijos del viaje. De esta manera, nuestras propias cuentas no se tocan. Por otro lado, y dado que no tenemos una inversión de capital como sería una propiedad, y que yo al ser independiente prácticamente no tengo jubilación, cada uno tiene dinero invertido en diferentes fondos según su propio perfil de riesgo en Fintual. Lo recomiendo a ojos cerrados.

Soltar, vivir con menos, valorar lo simple

Hay que soltar. Está claro que si eres de los que les cuesta salir de su zona de confort, probablemente este estilo de vida no sea para ti.

Todo se ve lindo en las fotos y pareciera que el nómade digital vive de vacaciones, pero se trabaja, se cocina, se limpia, se lava la ropa, igual que en tu casa. Las cosas no se hacen solas y la diferencia es que aquí no está la red de apoyo y ¡Con los niños se nota! (una vez me preguntaron si viajábamos con una persona que nos ayudara con la casa y los niños 🙄) y a pesar de intentar introducirlos en la comunidad que visitamos a través de jardines infantiles o cursos de verano, no tenemos a nadie que nos eche una mano una tarde o una noche. Si eres de los hipocondriacos que les gusta ir a su doctor o de las que visita a la peluquera cada semana, hay que aprender a soltar.

Para nosotros a veces es agotador, pero ganamos otras muchas cosas. Hay que poner en la balanza lo que se pierde, con lo que se gana, y para nosotros los beneficios son infinitos.

Vivir con poco, valorar una vida más sencilla y adaptarse a lo que tienes disponible en tu nuevo hogar. En nuestro caso no hemos tenido microondas, ni televisión en los últimos tres meses (ni falta que nos hace). Cocinamos lo que hay disponible en el país, vamos a mercados y supermercados locales, a la lavandería de la esquina, dejamos de comer puré o comidas que necesiten algún utensilio especial. Jugamos más juegos de mesa, pasamos más tiempo en familia, caminamos más y jamás nos perdemos un sunset.

Ponerle precio a tu trabajo

Más que un consejo para el nómade digital, es un consejo para el independiente o el freelance. Es muy difícil saber cuánto cobrar, sentir que tu trabajo vale lo suficiente para no cobrar muy por debajo del mercado o no sentir que estás estafando a alguien por estar cobrando sobre el mercado. No me pregunten cuánto cobrar, es algo que aún no aprendo del todo. Ustedes son los que tienen que definir si será por hora, por proyecto, por objetivo. Depende del trabajo que realicen y de su propio modelo de negocios.

Plataformas para ofrecer servicios/productos

Hoy en día existen diferentes plataformas en las que pueden ofrecer servicios de diseño, programación o desarrollo web, de asesorías, eBooks, cursos o lo que sepan hacer mejor. También conozco mucha gente que trabaja en el mundo de inversiones y otros tantos que se han aventurado en el mundo de los bitcoins o criptomonedas. No sólo puedes trabajar para alguien o en tu propio emprendimiento, existen alternativas para los distintos oficios. Además de lo online, viajando también se pueden conseguir ingresos de otras muchas maneras, pero eso da tema para otro post.

Algunas plataformas son:
– Freelancer
– Workana
– Fiverr
– Upwork
– Peopleperhour

Considerar holgura y más tiempo

Si entras a un blog a ver la reseña de algún lugar, probablemente leas que ese lugar se recorre fácilmente en 2-3 días, o que el lugar no da para más de equis días… comentarios como estos son típicos en los blogs de viajes en los que los viajeros tienen tiempo limitado de vacaciones y quieren recorrer y conocer todo lo que su itinerario indica. Considera 1) que vas a estar trabajando y no de vacaciones, por lo que recorrer todo el día no es una opción para ti, y 2) al ser nómade digital tienes más tiempo y calma (se supone), por lo que puedes disfrutar del slow travel como nosotros, y vivir cada lugar como un local más. Saliendo a caminar, cocinando, respirando el aire, observando el entorno y hablando con tus nuevos vecinos. No corras, y siempre considera más tiempo que el que aparece en internet para cada destino.

Precauciones, responsabilidad, restricciones Covid-19

Y claro, estamos en pandemia ahora, lo que implica que es una oportunidad para irse a trabajar a otro lado gracias a la apertura al trabajo remoto que han adoptado muchas empresas, pero a la vez, hay menos lugares para ir y viajar se hace más complicado. Entre las fronteras cerradas, las cuarentenas obligatorias, la escasez de vuelos, el PCR, las restricciones de cada destino, el miedo a contagiarse etc…

Si tomas la decisión de trasladar tu oficina, creo que es fundamental entender dos cosas:

• Ir al lugar para ser parte de ese lugar, respetando sus normas y costumbres
• Ser responsable, ya que la pandemia no se acaba al subirse al avión.

No es lo mismo ir a instalarse a un lugar y hacer tu vida cumpliendo las restricciones sanitarias, que querer ir a hacer turismo. Si vamos a vivir a un lugar más rural, entender que somos invitados y que no está bien exponer a los locales por nuestra irresponsabilidad. Que hay que seguir cuidándose, aunque el país que elijamos esté abierto y tranquilo. Intentar elegir lugares de naturaleza, donde el aire libre y el distanciamiento social se generan de forma espontánea. Ya habrá momentos para ir a fiestas, musicales y centros comerciales.

Beneficios de trabajar remoto

El trabajo se puede hacer igual desde tu casa o desde cualquier lugar del mundo teniendo una conexión a internet. Sabemos que hay trabajos que requieren estar de forma presencial, pero si ya estás implementando el home office y eres una persona responsable, ser nómade digital es posible.

Vivir en otros lados nos llena la mente de ideas. Potencia nuestra creatividad, nos inspira y nos saca de la zona de confort donde nuestra productividad se estanca (puedes ver este post del Instagram de Hola idea con los beneficios de viajar).

Muchos creen que los que trabajan online, trabajan menos o estamos todo el día en la playa (me lo preguntan mucho 😅), y como expliqué antes, el tiempo que en Santiago me tomaría trasladarme, para almorzar, para salir a la plaza con mis hijos post pega, para llevarlos al colegio o para salir a comer con mis amigas, se transforma en tiempo en el que puedo hacer otra cosa, y las horas de trabajo siguen siendo las mismas. Tenemos un horario y un sueldo mensual. La ventaja horaria en nuestro caso nos juega a favor y siempre siempre, he trabajado de noche cuando no alcanzo a terminar en el día.

Cambiar el escenario, no implica cambiar la receta.

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Al ser nómade digital se conoce a mucha gente que está en las mismas, y se generan sinergias y amistades que alimentan el alma y el pensamiento creativo.

Al cambiar de país o de lugar de trabajo, nos hacemos más conscientes del medio, si cambiamos de cultura trabajamos el respeto a la diversidad, podemos practicar otros idiomas y aprender muchas cosas nuevas, que quedándonos en nuestra casa no habría sido posible.

Hoy en día el mundo está entendiendo esto y dando la posibilidad a los nómades digitales a vivir dentro de sus fronteras, otorgando visas más largas que los visados de turismo a quienes trabajen de forma remota. ¿Por qué? Porque el nómade digital no viene a buscar trabajo, ni a quitarle el trabajo a los locales, muy por el contrario, viene a pagar alojamiento, hostelería, comida, restaurantes, a consumir y aportar beneficios económicos y muchas veces de contenido, al país que ha elegido como hogar. Ese pensamiento del siglo pasado en el que uno debía crecer y morir en su país de nacimiento, se va quedando obsoleto y cada vez nos acercamos a la posibilidad de hacer del mundo nuestro hogar.

Desventajas de ser nómade digital

Yo sólo veo beneficios, pero claramente al tener empleadores, tenemos que cumplir un «cierto horario» o al menos estar conectados de lunes a viernes, lo que implica que debemos movernos (ya sea por traslado o para conocer lugares) los fines de semana. Esto tiene como consecuencia lugares más llenos ya que nos movemos con los locales y a veces, precios un poco más altos.

Yo soy freelance/independiente/a honorarios en todo lo que hago, cosa que me da tiempo, pero pierdo beneficios de un contrato fijo.

Estamos con los niños 24/7, que para mi es un regalo, pero se echa de menos el tiempo para uno.

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Y creo que no hay más desventajas. Nada es para siempre, si te aburres, puedes volver a tu ciudad, tu casa, tu gente y tu lugar. A veces es agotador, pero más agotadora es la rutina. Puedes experimentar la vida de nómade digital por temporadas (como nosotros), o adoptarla como estilo de vida permanente. No hay receta.

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Si llegaste hasta aquí, es porque te lo estás planteando o porque te llama la atención. Sea como sea: Si no es ahora, ¿cuándo?

El mundo es demasiado increíble como para quedarse siempre en el mismo lugar.

Como siempre, gracias por leer, y mi consejo es que si pueden hacerlo háganlo. Sin dudarlo.