Magia en Rapa Nui

No soy mística, ni creo en la magia, pero vi magia en su luz y en sus colores. Sentí como un hechizo se apoderaba de mi desde el minuto que pisé la isla.

La verdad es que iba con las expectativas bastante bajas. Será porque al ser chilena uno escucha a lo largo de la vida muchos comentarios sobre la isla, la siente cercana y accesible, a pesar de estar a 3.700 km de la costa chilena y son de esos destinos que postergamos, para darle prioridad a países exóticos, lejanos e «internacionales». Qué equivocada estaba.

De la isla había escuchado cosas muy buenas y muy malas, una especie de «o lo amas o lo odias» tipo la India, destino que por cierto amé hasta las entrañas y pueden leer en alguno de mis 15 posts dedicados a este país empezando por: «Delhi, el caos», pasando por el Rajasthan, Bombay, Goa, Calcuta con La ciudad de la Alegría o algunas reflexiones como «Olor a India» o «Lo que aprendí en Calcuta», estos son posts antiguos, de mi yo viajero de 24 años, pero que comparto cada palabra hasta el día de hoy. Pero bueno, volviendo a Rapa Nui, creo que lo malo que había escuchado no vale la pena ni reproducirlo, no por que sea muy malo, si no que porque genera un prejuicio y una predisposición hacia el lugar y hacia su gente que no tiene nada que aportar.

Pocos días antes de ir, leí un post en Instagram de una chilena famosa hablando de su mala experiencia en la isla, comentario que influyó en mi modo resignado de querer llevar mi libro para leer, mi computador para trabajar y si veía algún moai, bien. Está en nuestras manos como chilenos vender bien lo nuestro, porque a pesar de que la isla es un mundo totalmente aislado y diferente, tenemos el privilegio y el honor de decir que es parte de nuestro país.

No suelo ser muy travel blogger en mis posts, me gusta contar sensaciones, sentimientos y contar mi experiencia de una forma bastante descriptiva, pero por esta vez contaré también temas prácticos y de utilidad al viajero.

En este post encontrarás:
– Antes de Salir (consejos)
– Al llegar a la isla (información relevante)
– ¿Qué ver en la isla de Pascua?
– Lo que tenemos pendiente
– Gastronomía
– Actualización unos meses después

Antes de salir:
En el aeropuerto de Santiago nos pidieron en la PDI la Carta de invitación realizada por un residente de Rapa Nui o bien, la reserva en establecimiento autorizado por Sernatur.
A la isla sólo llega Latam y el vuelo tiene una duración de unas 5 horas aprox. Es usual que vean a los viajeros yendo con coolers llenos de comida, bicicletas o con varias cajas o maletas. En la isla todo es caro y cada pasajero tiene derecho a dos maletas de 23 kilos, así que, a menos que vayan a un hotel con pensión incluida, les recomiendo llevar comida para cocinar algún día.
En la isla hay un montón de hoteles, hostales e incluso un camping. Nosotros íbamos a la casa de mi suegro, así que más allá de pasear por fuera de los hoteles más conocidos, no puedo dar mi opinión de ni uno de ellos.

En la isla:
Desde la ventanilla del avión veíamos acercarse una isla muy verde. Nos recibió un día nublado y lluvioso, que inmediatamente se alegró cuando vimos a la tripulación en tierra de Latam abrir la compuerta con un simpático «Iorana» y más aún al recibir collares de flores de bienvenida al encontrarnos con nuestros anfitriones.

Camino a su casa me sentía andando por algún camino del sur de Chile. No veía mar, ni palmeras tropicales, ni me sentía en la Polinesia, simplemente veía caminos de tierra de vez en cuando, mucho pasto, vacas y caballos. Nos alejamos del pueblo y cada vez era más el verde que veíamos, con alguna que otra casita bien aislada una de la otra. Al llegar a Te Miro O’one, vimos a lo lejos el mar, tan lejos, tan plano y tan grande, que podría haberse confundido perfectamente con algún lago del sur de Chile.

Varios perros corrieron a nuestro encuentro, pero Lucas se fijó en «la Uri» (uri significa negra en rapa nui) y desde entonces no hubo quién los separara.

El motivo del viaje era ir a ver a la familia y conocer el tremendo proyecto de vida que tienen Living Rapa Nui (pueden ver su cuenta haciendo click). Matías y Miguel construyeron su casa con sus propias manos, sin tener ningún conocimiento de construcción. La casa es un sueño, cada detalle está pensado, los materiales finamente seleccionados, la decoración de una belleza y armonía con el entorno impresionante, las vistas son únicas y el diseño digno de un arquitecto de revista. La casa consiste en tres módulos, actualmente sólo dos de ellos están terminados. Cada módulo es un octógono con cuatro lados de ventana y otros cuatro de pared, con altos techos en punta revestidos en Palmex para darles un look más polinésico.

No dudo que parte de nuestra buena experiencia fue ir de la mano de «locales», que sin serlo, nos llevaban a los distintos lugares a la mejor hora, nos presentaban a sus amigos rapa nui, nos llevaban a sus restaurantes favoritos, hacían de guía contándonos los misterios e historias que rodean la isla y saludando a gente al bajar la ventanilla del auto, hicieron que pudiésemos experimentar el verdadero día a día de la isla. Fuimos unos privilegiados.

Qué ver en la Isla de Pascua:

Empecé el post diciendo que algo se había apoderado de mi, y es que cuando viajo encuentro todo «lindo», pero soy objetiva, y a veces sé que las cosas no son lindas, pero igualmente me gustan. En este caso, todo era lindo. No podía dejar de mirar por la ventana en todos los traslados que hacíamos. Los paisajes son los mismos y se repiten kilómetro a kilómetro, pero la luz y el verde intenso contrastando con el azul profundo del cielo, me tenían embobada. Es un paisaje común, no estamos hablando de lugares exóticos y exuberantes, llenos de flora y fauna, o de grandes cañones o montañas… es bastante simple, simple, pero precioso.

A tener en cuenta (actualizado a marzo deel 2023):
La entrada al Parque Nacional Rapa Nui es de $20.000 a adultos chilenos y de USD $80 para adultos extranjeros: Aquí podrán ver precios y horarios actualizados. Ojo que al menos a la fecha de nuestra visita, los horarios en esta página están incorrectos. Dice que la mayoría de los puntos de interés cierran a las 20:00 hrs y en más de una ocasión nos tocó llegar y que estuviera cerrado. Mejor considerar 18 horas como hora de cierre.
Esta entrada pueden comprarla en el aeropuerto al aterrizar (suele haber fila) o en el centro en una oficina que abre hasta las 16:00.
La entrada permite la entrada a todos los recintos del parque las veces que quieras con una validez de 10 días, excepto para Rano Raraku y Orongo, a los que sólo podrás acceder una vez.

La última vez que fuimos, era obligatorio entrar al parque con un guía oficial, que cobra unos $100.000 por día completo a todo el grupo.

Recomiendo arrendar un auto, te dará la libertar para hacer todos los paseos por libre en el horario que más les acomode y ser flexibles en caso de querer cambiar los planes.

Nuestros días transcurrieron dejándonos llevar por el clima. Si el día estaba con sol dábamos prioridad a la playa o a algunos puntos de interés, si estaba nublado a otros, y si estaba lloviendo nos guardábamos en la casa admirando las vistas, acompañados de una buena conversación y un café. El tiempo en la isla es muy cambiante, a ratos llueve, a ratos sale el sol, en una punta de la isla está nublado, en la otra hay un sol radiante. Es por eso que es mejor que vayan con algún día demás y con itinerarios flexibles para cambiar los planes si el tiempo así lo precisa.

1. Amanecer en Tongariki:

Tendrán que madrugar. Todo depende de dónde estén durmiendo y de la hora que salga el sol según la época del año, pero la gracia está en llegar totalmente de noche, para ver los primeros rayos de sol colarse entre los moais y así ver uno de los amaneceres más lindos y sin duda únicos, del mundo. El día puede estar despejado, pero si tiene algo de nubes, los colores que se formarán serán aún más espectaculares.
A considerar: son muchos los turistas que quieren disfrutar de este momento, mantente tranquilo, sentado, sin grandes trípodes que puedan cruzarse en la vista de otros. Si quieres capturar el momento siempre te puedes poner un poco más atrás sin molestar a nadie.

2. Ahu Tongariki o los 15 moais:

Si lo tuyo no es madrugar, aún así este lugar es una visita obligada. Cualquier hora es buena, en la isla siempre da la sensación de que tienes el lugar para ti sólo, nunca hay mucho turista a la vez, aun que si ves que hay un montón de buses estacionados, quizás puedas quedarte más tiempo hasta que tengas el Ahu para ti sólo. La historia detrás de estos moais es muy interesante. Fueron derribados durante las guerras civiles entre clanes, luego fueron arrastrados al interior por el tsunami provocado por el terremoto de Valdivia y finalmente, en 1996 gracias a una empresa de grúas japonesa, se terminó de  armar el Ahu, que ha tenido más trabajos en años posteriores.
Además, en la entrada podrán saludar al Moai Viajero, moai que tuvo el privilegio de viajar a Osaka en una oportunidad.

3. Atardecer en Tahai:

Este lugar es como para repetirlo, sobretodo si vienen en pareja. Cuando empieza a caer el sol, se junta mucha gente que se esparce por el pasto tranquilamente a ver como de a poco se empieza a esconder por detrás de los moais, hasta que desaparece por completo en el Océano Pacífico. Es una belleza y el ambiente de paz es increíble.
También es precioso visitarlo a cualquier otra hora del día, donde probablemente lo tengan sólo para ustedes. Abajo en nuestras recomendaciones gastronómicas, mencionamos a un lugar que no deben dejar de ir aquí.

4. Rano Kau y Orongo:

Los pongo juntos simplemente porque Rano Kau está de camino a Orongo. Yo había visto fotos de este cráter en incontables oportunidades y no me parecía la gran cosa, pero es de esos lugares en los que empezó a hacer efecto la magia de Rapa Nui. Podría ser una especie de pantano bajo algunos ojos, pero para mi fue uno de esos lugares en los que la Madre Naturaleza te deja boquiabierto. Es un cráter tal y como lo vemos en los dibujos de más de un kilómetro de diámetro, lleno de vegetación y con el mar de fondo. Nos gustó tanto que fuimos dos veces, un día con nubes y otro a pleno sol. Ambos fueron una belleza.
Un poco más allá está la aldea ceremonial de Orongo, con varias casas alineadas en torno al cráter, petroglifos e impresionantes vistas. Hay un sendero para recorrer todo el recinto, que en algunas partes no es lo más indicado para el coche ya que hay algunos peldaños, pero aún así se puede sin mayor problema. De Orongo no fueron las casitas lo que llamaron especialmente mi atención, fue la sensación de estar en un hobbitown, con increíbles vistas y nuevamente un silencio sepulcral que te recorre mientras estás a los pies de la inmensidad del Pacífico. Me encantó.

5. Rano Raraku:

A diferencia de otros lugares aquí no tuve esa sensación de inmensidad o de pequeñez en el mundo, pero es un paseo único, ya que es la cantera de los moais. Es un recorrido más turístico, donde la gente va en grupos con guía o solos. Nosotros teníamos a Matías y a Miguel que nos iban contando historias, recomiendo encarecidamente ir con un guía o al menos haber leído antes. La historia que hay detrás de estos enormes de piedra es muy interesante y no basta con verlos y sacarles la foto, lo más entretenido es escuchar los misterios o historias incomprobables que los rodean.

Este es uno de los lugares a los que sólo podrán entrar una vez, no vayan muy tarde porque cierran tipo 18:00 horas y es un muy lindo paseo que vale la pena hacerlo con calma.
Tip para niños: Aquí el coche no es lo ideal. Hay escalones y el sendero por el que te cruzarás con más turísticas es algo angosto, mejor una mochila porteadora.

6. Playa Anakena:

Para mi este fue uno de los platos fuertes de la isla. Y sí, amo las playas y el mar, pero más allá de eso, creo que esta playa está dentro de mis favoritas del mundo. No sólo por la playa en sí, más bien todo desde que te bajas del auto es una belleza. Una explanada verde impoluta llena de palmeras de Tahití puestas en fila, te dan la bienvenida a una playa de arena blanca y mar transparente, coronado por un ahu con algunos moais. Venden piñas chiquititas, tiene un par de chiringos para tomar un pisco sour y probar la mejor empanada de atún del mundo, los caballos corren libres por el fondo y todo tiene una tonalidad selvática y virgen. Hay una zona de mesas para hacer picnic, en la que circulan gallinas con sus pollos. Nosotros repetimos y seguro repetiremos otra vez.




7. Bucear:

Para los amantes del buceo, la Isla de Pascua es increíble. No es de los mejores buceos que he tenido porque no hay demasiada fauna, pero la visibilidad es excepcional. Me habían dicho que el agua es transparente y es muy cierto. La temperatura es agradable y existen distintos puntos según el nivel que tengan. El moai sumergido, los motus o Vaia Heva son algunos de los spots que podrán visitar.
Nosotros fuimos a Manavai y vimos un par de tortugas coquetas.

8. Paseo en bote por los motus o excursión de pesca: 
(*ideal para niños)
Este paseo lo hicimos por Lucas, estaba obsesionada con subirse a un bote, y a pesar de que se mareó un poco, al final los adultos también disfrutamos. Las vistas desde el mar a las cuevas, a los acantilados y a las quebradas son increíbles. Si además se animan, hay excursiones de pesca, algo que nosotros no hicimos.




9. Cuevas y Pozones:

Al ser una isla volcánica, tiene distintas formaciones rocosas que van haciendo cuevas a las que se puede acceder sin problema o pozones en los que darse un chapuzón. Para las cuevas recomendamos llevar una linterna o la luz del celular y para los pozones algún zapato especial o que se pueda mojar para evitar resbalarse. La cueva que visitamos nosotros es la conocida «dos ventanas» (Ana Kakenga) que terminan en un acantilado con vista al mar.

Pozones hay muchos, hay algunos totalmente «fabricados» con acceso para el coche, heladería y arenita para dejar la toalla y hay otros naturales en la mitad del roquerío.

10. Tenemos pendiente:

Fuimos a la isla con la intención de descansar, aprovechar a la familia, conocer el día a día en Hanga Roa y visitar lo más posible. Si pensásemos que no vamos a volver a la isla, probablemente habríamos hecho de todo y a un ritmo más intenso (con niños y todo), pero como sabemos que volvemos en un par de meses (sí, tenemos la fortuna de volver en Mayo, en el que actualizaremos este post), decidimos dejar algunos pendientes para seguir sorprendiéndonos y para disfrutar sin niños como por ejemplo la playa de Ovahe, subir el Terevaka a caballo, ir a surfear, quizás visitar el Kari Kari para ver una danza rapa nui y seguro repetir algunos de los lugares que ya visitamos.

y aún hay más que ver:
Además de los lugares que aquí menciono, que fueron sin duda mis favoritos, existen otros muchos lugares para ver en la isla, con más moais, con otras historias, otros volcanes, algunos trekking para hacer a pie o en bici. La idea es dejarse llevar por el tiempo que tengan, el clima y el destino.

Gastronomía: 

*Actualización al 2023: Lamentablemente la última vez que fuimos a la isla, ya varios de estos restaurantes o no existían o no eran de sus dueños originales, por lo que ya no puedo recomendarlos, pero me dio pena eliminar esta reseña del blog ya que son parte de nuestros viajes anteriores y amor por la isla.

Para nosotros la gastronomía de un lugar es tan importante como sus puntos de interés, como estábamos en una casa con cocina, no pudimos probar tantos restaurantes como nos habría gustado, pero dado los elevados precios de la isla, lo agradecemos!
Aquí les dejo el listado de nuestros favoritos y una breve descripción de cuándo visitarlos:

Mahalo Terraza y Bistró: Lo dije en Trip Advisor y lo vuelvo a publicar aquí, de los mejores restaurantes no sólo de la isla, sino que de Chile. Pedimos cinco platos, una entrada y distintos tragos y absolutamente todo estaba para morirse. Increíble. El restaurant tiene una decoración preciosa y un servicio excepcional. Es caro sí, pero para una ocasión especial lo vale. El único «problema», es que no tiene vistas, aun que nosotros nos sentamos en la terraza y nos sentíamos en un oasis.

Haka Honu: Nos sentamos en una mesa del borde con vista al mar. Nos atendieron de maravilla. Pedimos algo para picar solamente, pero me habría quedado a comer sin duda para probar el resto de la carta. Pedimos una trilogía de ceviche, camarones crocantes y sashimis. Además para Lucas pedimos unos dados de atún rebozados que estaban para chuparse los dedos.

Hani Hani: En la carta encontramos pizzas de todos los tipos o sushis y sashimis. Comimos increíble, tiene excelente ambiente, música en vivo y ricos tragos. Es un local más informal, con luces y onda. Ideal para ir con amigos a tomar algo en la tarde/noche.
Dato para familias: Justo al frente hay una de las plazas más lindas que vi en mi vida. Algunos juegos están un poco destartalados, pero las vistas al mar y los colores son un sueño.

Puka Puka: Este local es un sueño. Ideal para almorzar, para tomar un café o para tomar un trago a la hora del sunset. La comida exquisita, probamos los sandwiches y nos quedamos cortos y con ganas de probar más. Toda la cocktelería es deliciosa, y como está a los pies de Tahai, es el panorama perfecto para tomar algo antes o después de la puesta de sol. Además la pastelería también es espectacular, por lo que también lo recomendamos para un momento dulce en la mañana o a media tarde. Muy recomendado!

Nos recomendaron muchos otros restaurantes japoneses, de comida local y uno donde no nos podíamos ir sin probar el atún a lo pobre. Si los probamos cuando volvamos, les contamos.

Y así como todo empezó con un collar de flores en el aeropuerto Mataveri, todo terminó con un collar de conchitas puesto en nuestros cuellos. Las flores se marchitan, pero las conchas duran para siempre.

Espero no haberme extendido mucho, ni haber sido demasiado repetitiva con que la isla tiene unos colores hipnóticos. El tipo de turista que va en busca de la gran foto o del gran monumento, quizás no lo encuentre aquí. Los invito a ser el tipo de turista que deja la cámara de lado y se sienta durante mucho rato a mirar el paisaje, a escuchar el silencio y a sentir que están en el punto más aislado, de vida y tierra, del mundo, sólo así se darán cuenta lo pequeños que somos y lo inmenso que es este mundo.

Mauru uru Rapa Nui, Iorana.

Actualización junio del 2019:

De todo lo que escribí arriba no cambiaría ni una palabra. Volví igual de entusiasmada con la isla que la primera vez, o incluso más.

Volvimos a fines de mayo a Rapa Nui, esta vez sin niños a celebrar el matrimonio de nuestros queridos Living RapaNui (clic para ver su Instagram). Íbamos con los días muy justos, dos días de celebraciones y pronóstico de lluvia. Al parecer esta época es algo peor que febrero, aunque la temperatura sigue siendo un sueño.

Aterrizamos en el aeropuerto Mataveri y nos fuimos directo a comer algo. Estuvimos dando vueltas por la caleta en busca de tortugas, hasta que la música animada y los colores vivos de un local nos hicieron entrar. Además de su precioso entorno, todo lo que pedimos estaba exquisito: HaiTonga Bar. Pedimos: Smoothie Bowls, paila de huevo revuelto, jugos naturales, además de los ceviches y el resto de la carta, todo tenía una pinta increíble.

  

Dejamos nuestras cosas en nuestro selvático Hotel Manavai, de los amigos de Matías y en una ubicación inmejorable: Te Pito o te Henua. Creo que toda la vegetación de la Polinesia está metida en el jardín de este hotel: Inmensas hojas de banano, palmeras y hojas rojas y fucsias que parecen pintadas a mano. Como dato aparte, el fantástico Restaurant Mahalo que menciono anteriormente, está en el segundo piso de este hotel.

  


Después de vestirnos para la ocasión, caminamos bordeando el mar hasta el Hotel Hanga Roa, donde vivimos una preciosa ceremonia de Unión Civil, con dos novios felices y emocionados, coronados con flores y muchos invitados con camisas de flores tropicales. La celebración se trasladó a la propia casa de Living Rapa Nui donde nos esperaba un rico almuerzo, buena música y preciosas vistas.

Al día siguiente arrendamos un «Jimny» con intención de ir a ver el amanecer a Tongariki, pero llovía cuando abrimos la cortina a las 6 de la mañana, así que con calma salimos a recorrer la isla en busca de tesoros y colores. Recomendamos encarecidamente arrendar auto propio.
Toda la vuelta, con algunas paradas y un par de aluviones fueron varias horas, así que volvimos al pueblo y nos metimos en un restaurant frente a la cancha de futbol que tenían un atún a lo pobre que nos habían recomendado, por lo que al ritmo del reggaeton y la lluvia de fondo pasamos un rato muy agradable. 

Nuevamente la magia se hizo presente y pocos minutos antes de la segunda ceremonia, la lluvia desapareció y salió el sol, regalándonos un atardecer maravilloso en Tahai para seguir celebrando. Tuvimos fiesta en el Puka Puka con banda en vivo de Tahiti del mejor nivel, comida impresionante, magia y muchas flores.

Lo que me llevo de estos dos días de celebración, además de la emoción de ver en primera fila una historia de amor de cuento, es la gente de la isla que conocí ¡Qué personas tan maravillosas!

De los pendientes que teníamos sólo pudimos concretar uno:
Playa de Ovahe, una maravilla! Arena con tonos rosados, mar transparente y rodeada de roca y acantilados de color rojizo, hace que sea una cala secreta y virgen, ideal para pasar una mañana de calma. Para mi gusto otro imperdible de la isla. Ojo que el sol se va temprano y la marea sube, reduciendo considerablemente la superficie de playa.
En la foto anterior podemos ver la escondida playa de Ovahe y al fondo la arena blanca de Anakena.

No podíamos terminar nuestro viaje sin otra visita a Anakena, por lo que aprovecho de recomendar uno de los restaurantes que están ahí: Anakena Hopu. LO AMAMOS! La vez pasada vinimos y probamos la famosa empanada de atún con un pisco sour maravilloso. Esta vez repetimos y probamos jugos naturales de berries, además de otros platos. Todos salieron felices. En Anakena no hay señal de celular, por lo que acuérdense de llevar efectivo y consideren que los precios son algo más elevados que en el pueblo.
  

Ahora sí y más fuerte que antes, Maururu Rapa Nui. ¡Hasta pronto!

2 respuestas a “Magia en Rapa Nui”

  1. Maravilloso!! Gracias por todos los tips!
    Que pasa con los mosquitos? Hay muchos?
    Se sabe algo mas sobre el zika o Dengue? No se donde conseguir esa info. Viajo en Agosto

  2. Hola Orietta! Gracias por tu comentario! Efectivamente ahora hay un brote de dengue en la isla. La verdad es que nosotros no tomamos especiales precauciones y no tuvimos problema, pero te recomiendo llevar repelente y protegerte con manga larga en las horas de más mosquitos (amanecer y atardecer). Esperemos que para agosto haya disminuido el brote! Buen viaje y disfruta la isla!

Deja una respuesta