Nos cambiamos de casa y nos fuimos a Baga. Baga definitivamente es el epicentro ruso, pero es donde se concentran la mayor cantidad de actividades y por eso nos trasladamos de lugar.
Aquí fue donde conocimos a Mutki, la cocinera con la que hicimos cooking clases y aprendimos a cocinar 4 platos de comida india y a diferenciar las especias.
Al día siguiente en la mañana fuimos a bucear con Barracuda Diving a un conjunto de rocas y un barco hundido. Nos llama la atención como los indios tienen una capacidad de asombro tan grande como los niños, todo les llama la atención y se sorprenden con cosas que nosotros vemos como cotidianas. En nuestro grupo, además de los clásicos ingleses que tienen su equipo propio y su logbook para anotar las inmersiones, había 3 indios. Dos de ellos no sabían nadar y uno llenó dos tarjetas de memoria en su cámara de fotos sólo mientras íbamos en el barco. La visibilidad no estaba buena, pero vimos un pez escorpión y lo pasamos fantástico.
Al lado de Baga, pero al interior, está Arpora, el lugar de los dos famosos Saturday Nite Bazar, Makie’s e Ingo’s. El segundo es el más grande y es increíble. Además de las mil tiendas, tiene un escenario con música en vivo, tres barras para comprar bebidas o algún trago y una especie de patio de comidas improvisado, donde venden sushi, kebab, pizzas o padthai, de lo más elaborado y bien presentados. El bazar puede durar hasta las 4 de la mañana y se repleta de gente.
En Arpora también está Club Cubana, la disco más grande de la zona, con fiestas todos los días y Ladies Night los miércoles.
Al sur de Baga está Calangute, un poco más ciudad que el resto. Tiene tiendas como Benetton, Rebook, Crocks y tiendas de diseñadores extranjeros donde encontramos varias cosas simpáticas. También hay restaurantes como Pizza Hut o Dominoe’s pizza, la cadena local Café Coffee Day o la heladería Baskin Robbins.
Un poco más al sur está Fort Aguada, un fuerte que da al mar, y Candolim y Sinquerin, que son playas que no valen mucho la pena.
Al cruzar el río está Coco Beach, una playa que prometía mucho, con un camino un poco escondido y no muy turística. La playa era muy bonita, pero resultó ser más un embarcadero que un balneario y estaba lleno de familias de indios bañándose con ropa y subiéndose a botes para hacer algún paseo.
Ese fue nuestro recorrido por el norte. Nos adecuamos al estilo de vida del lugar, recorrimos todo lo que pudimos, aprendimos a cocinar, fuimos a todos los bazares y a todas las playas. Vivimos rodeados de hippies, rusos e inciensos y aportamos algo más a nuestra caja de conocimientos y recuerdos de la India. Es normal que en un país tan infinitamente grande, la gente y las costumbres varíen tanto de lugar a lugar.
Ahora nos vamos al sur de Goa. Namaste!