Krabi town. Bye bye costa oeste

Teníamos comprado un ticket de ida y vuelta a Phi phi, NO LO HAGAN, descubrimos que pagamos tres veces más.

Dejamos Koh Phi Phi a las 3:30 de la tarde, sentadas en la cubierta del ferry, con los pies colgando hacia el mar en señal de libertad. Viendo como se alejaba la isla, nos despedimos de 5 días increíbles, de millones de ataques de risa y de mi pareo, ahora en manos de algún ladronzuelo.

Dos horas de ferry y llegamos a Krabi. Como no alcanzamos a llegar al bus, nos quedamos aquí una noche. Dormimos en el A Mansion, que después del hostal anterior, era todo un lujo, la única diferencia, era que no teníamos esa espectacular vista al mar.

Paseamos por las calles, llegamos a un night market muy pintoresco decorado con luces y música en vivo. Vendían puras porquerías, era un market igual a todos los demás, pero distinto. Nuevamente se aplica el Same same, but different. Y me pregunto: la otra costa será igual? Será diferente? Sea como sea, tenemos muchas ganas de ir.


Nos sigue dando vueltas esta frase en la cabeza y seguimos viéndola por donde sea que vayamos. En la mañana, antes de dejar Phi phi, se nos acercó un alemán, pero como se refirió a sí mismo, no el típico alemán. Era negro, alto y atlético. Mitad nigeriano y mitad alemán. Vive en Munich, no le gusta para nada, no se siente parte de «ellos». Dice que tiene que volver, pero en un futuro se ve en Brasil, bailando capoeira en alguna de sus playas. Es igual a sus amigos, mismo colegio, misma carrera, mismos valores, misma vida… Pero aún así es diferente. Aun que en realidad todos somos diferentes. En estos viajes se aprende a ser más tolerante, a ver al de al lado como igual, compartir con gente de todo el mundo, con vidas completamente distintas a la de uno. No lo digo sólo por el resto de mochileros, lo digo también por los locales, que son los que más tienen que entregar. No dejen de aprender de ellos, de su cultura y de sus vidas.

Volviendo a Krabi, hay otro market sólo de comida, donde por primera vez los puestos llenos de comida no identificada nos abrieron el apetito. Todo muy limpio, buen olor y lleno de turistas comiendo. Así que atrévanse y prueben. Para los menos aperrados el Up to you, es un restaurant con comida thai y occidental muy bueno.

El tiempo vuela, ya casi termina noviembre y sentimos que fue ayer cuando llegamos a Tailandia, donde en total estaremos un mes y medio. Llegó el último destino del trip, la COSTA ESTE. Menos mal son varias islas y todavía nos quedan algunas semanas.

Me voy con la despedida de nuestro marinero. Un viejito de la playa, con pañuelo en la cabeza y una copia barata de unos Ray Ban viejos. Nos da la mano, nos abraza y nos dice: si hay un tsunami, no vengan a Phi Phi. Y con una sonrisa se aleja.

Ojalá no haya tsunamis, y así podamos volver pronto.

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