Nepal y el Himalaya: Ruta

Nuevos horizontes y aire fresco.
La India se robó una parte de mi y me dejó agotada. Escuchar bocinazos todo el día, ir esquivando a los que piden en la calle, saltando a los que duermen, ir pendiente de no pisar nada asqueroso, de no tocar las vacas y de no respirar cuando pasamos al lado de un urinario, escuchar flatos y ver a la gente escupiendo todo el día… es parte del día a día, pero sin darnos cuenta va succionando nuestra energía hasta dejarnos por los suelos. No me di cuenta de lo que echaba de menos el silencio hasta que lo experimenté nuevamente. Ir en el taxi y no escuchar la bocina me tenía intranquila, algo faltaba. Pero lo vi con mis propios ojos, en la parte de atrás de los camiones, buses y autos ya no salía: Blow Horn Please (toque la bocina por favor), ahora decía: Wait signal (espere que señalice), era una locura!

Antes de llegar a la paz hay un largo camino. Tren de Varanasi a Gorakhpur de 12 horas, taxi de Gorakhpur a Sanauli de 3 horas, cruzar la frontera, pagar la visa de Nepal (25 USD por 15 días) y esperar a un bus de mala muerte que nos lleve al destino. Viajamos 13 horas en una micro que se caía a pedazos, llena de nepalíes que iban sentados unos encima de los otros por el suelo, uno que le pegó a otro en la cara y se fue desangrando todo el camino y yo enferma, vomitando, con un par de chinos con sobrepeso que se fueron encima nuestro todo el camino.

Finalmente, a las 4 am llegamos a Pokhara, un pueblito a los pies del Himalaya.

Cuando me desperté al día siguiente sentía que había viajado en el tiempo y el espacio. Los nepalíes se parecen a los bolivianos altiplánicos. Piel oscura y ojos rasgados. Algunas mujeres vestidas con ropas típicas y otras con la última moda occidental. Hablan inglés perfecto, comen carne, no hacen pipí en las calles, no tocan la bocina, el cielo es celeste, el aire no tiene olor a fritura y todo gira en torno a la montaña que veo desde mi ventana: el Annapurna.

Nos tomamos tres días para recuperarnos y renovar energías. Esos días recorrimos Pokhara y nos compramos algunas cosas que nos faltaban.
Pokhara está al lado de un lago lleno de botes de colores y por donde se mire se ve el Himalaya. Recibe turistas dedicados al alpinismo o trekking, aunque también se puede hacer raffting o tirarse en parapente. Todo el comercio vende equipo de montaña, ropa y accesorios de imitaciones de muy buena calidad de marcas como The North Face, Columbia, Mammut etc. Está lleno de pastelerías o restaurantes con sillones para comer o tomar un café al calor de una chimenea.
Nosotros nos compramos un par de abrigos, unas mochilas chiquititas para llevar lo justo, arrendamos sacos de dormir y con las zapatillas de deporte que teníamos nos aventuramos a desafiar a la montaña. Sacamos los permisos pertinentes (unos 40 dólares cada uno), cosa que al hacer el trekking con guía o por agencia no es necesario, y compramos el picnic para partir al día siguiente.

Yo que en mi vida he subido ni el Manquehue (cerro de Santiago), me iba a meter 6 días en una montaña de más de 8000 metros de altura llena de hielo y nieve.
Creía que me había vuelto loca, así que me lo propuse como desafío personal. La meta: Poon Hill = 3200 mts de altura y 6 días para llegar ahí. Mientras esperábamos el taxi pensaba: ¿qué tan difícil puede ser? y me puse la mochila en la espalda sin saber lo que me esperaba…

Rutas Annapurna

Día 1: Salida de Pokhara a las 12:00 con destino a Naya pol (2 horas). Caminata de 3 horas y media hacia arriba. Noche en Syauli Bazar.
En algunos puntos de la montaña viven nepalíes que ofrecen comida y alojamiento. Cada punto está a dos o tres horas caminando del siguiente. Por lo general son lodges aislados, pero en algunos casos hay «pueblo» donde hay un poco de comercio e incluso algún colegio. Cada mañana cuando veía a los niños caminando horas con sus uniformes azules y cintas rojas en las trenzas, me llenaba de energía para seguir caminando un poco más.

Inicio del Trekking: Naya Pol

Día 2: Syauli Bazar a Jhinu. El paisaje muy verde y lleno de plantaciones de arroz, terrazas en las laderas de las montañas y muchos animales como vacas, jaks y búfalos. En Jhinu hay aguas termales a media hora, así que cuando llegamos al lodge dejamos las mochilas y fuimos a descansar los músculos en agua caliente.

En este trayecto vimos como funciona la vida en la montaña. Los hombres y mujeres son verdaderos animales de carga. Llevan cajas y bolsas enormes repletas de cosas colgadas de la cabeza!! Un soporte en la frente y todo el equipaje apoyado en la espalda. Las mujeres más viejas se dedican a la recolección de hojas de los árboles, nunca supimos para qué, pero las veíamos constantemente caminar por los estrechos caminos con canastos llenos de hojas colgados de la cabeza.

Día 3: de Jhinu a Chhomrong (2140 mts) y todo el camino escaleras.

Día 3

Subimos unos 600 metros en menos de dos horas (suena poco, pero es durísimo). Chhomrong es uno de los «pueblos» que mencioné antes. Es más grande, tiene más oferta para dormir (no para comer porque todos los lodges ofrecen los mismo por ley) y una german bakery. Este pueblo es el principio de la ruta para ir al ABC, el Annapurna Base Camp. Nosotros que no estábamos muy equipados ni con muchos días, seguimos en otra dirección. Seguimos caminando por horas en subida y cuando estábamos en la cima empezaron las escaleras hacia abajo, llegamos al río y una vez abajo y después de cruzar el río, nuevamente escaleras arriba por otro cerro. Este día creí que me moría. De haber podido rendirme y dormir al aire libre lo habría hecho. Empezó a hacer frío y ya casi no quedaba luz. La ropa mojada y el frío, más el peso de la mochila y el dolor de tobillo que tenía, me estaban matando. Logramos llegar a Chuile, donde me di mi primera ducha de agua caliente.

Lodge en Chuile

Día 4: de Chuile a Tadapani y de Tadapani a Derauli. Nos avisaron los del lodge y turistas que venían en dirección contraria que el camino estaba congelado. Que todo era hielo y que no había nadie que no se hubiera caído. Nosotros ibamos hacia el otro lado y pensamos que enfrentar el hielo y la nieve hacia arriba, no iba a ser tan peligroso como hacia abajo. En esta ruta ya empezamps a ver mucho turista, sobretodo turista asiático (chinos principalmente). Todos iban con el equipo de última generación, zapatos especiales, gorros, cortavientos, dos guías y un sherpa, un pobre hombre que lleva en la espalda y cabeza las mochilas de 30 kg de todos los chinos. Yo creo que llevaban hasta ropa de gala en esas enormes maletas.

Nosotros con dos pilchas y la mini mochila cada uno, estábamos de sobra. Caminamos por caminos totalmente congelados, perdiendo el equilibrio en más de una ocasión, pero sin perder el humor. Ibamos con nuestro sistema de audio pegado a la espalda y cantando fuimos caminando por la nieve y ríos de hielo sin caernos. Avanzamos muy lento y tuvimos que quedarnos en Derauli, un lodge metido en un valle congelado producto de la ausencia de sol durante todo el día. Tomamos té y vimos una película junto con la dueña de casa, mientras el marido sacaba la nieve de la entrada. Se agradece un día de descanso.

Día 5: de Derauli a Ghorepani (2750 mts), de Ghorepani a Poon Hill (3200 mts) y de Poon Hill a Benthanti. El primer tramo seguía totalmente congelado, así que las primeras horas del día fueron lentas y cuidadosas.

Día 5

Aquí paramos un segundo a sacar fotos en un mirador donde se veía toda la montaña nevada y mientras tenía el objetivo en el ojo, escucho un «Tereee!!» muy familiar. Mis amigas de la universidad Cote y Trini estaban en ese mirador, en ese momento, yendo en dirección contraria. Genial encuentro en las alturas! Sabiendo que estaban por la zona, sabía que la probabilidad de encontrarnos en 7629 km con miles cuadrados y cientos de senderos distintos, era nula.

Encuentro sorprendente en el camino con nuestras amigas de la universidad
Empezamos a sentir el Himalaya

El segundo tramo del día fue el más duro. Escaleras, escaleras y más escaleras. Una hora subiendo sin parar hacia el lugar que yo me había propuesto como meta. Francisco durante todo el camino desde que empezó el trekking me iba dando ánimos y diciéndome lo bien que iba. Él iba siempre un poco más adelante que yo y mucho más rápido, pero me esperaba en cada piedra y me ayudaba en todos lados. Cuando llegamos a Poon Hill yo estaba reventada, me dolían las piernas y espalda tanto que se me caían las lagrimas. Mi corazón iba a mil por hora y las rodillas me tiritaban. Me dije a mi misma que no podía más y me senté en el suelo a recuperar el aliento. Gracias a los ánimos de Francisco volví a levantarme y caminé los pocos metros que me quedaban, si no me habría perdido uno de los lugares más lindos y con más paz del mundo. Estábamos en la punta de la montaña y con los 8091 metros de Himalaya de fondo tan cerca que sentía que podía tocarlos.

Plataforma metálica para ver aún mejor los Himalayas
Himalayas y aire de verdad
Enferma y con zapatillas Nike, lo logramos.

Día 6: Todo lo que sube tiene que bajar. Decidimos bajar hacia Naya pol en un día. Naya pol está a 1070 mts y dormimos en un lugar a unos 2500 mts. Bajamos más de 1400 metros caminando desde las 9 am hasta las 5:30 pm. No sé qué es más duro, si subir o bajar. Para mi cuerpo fue peor bajar, porque al día siguiente en la mañana no me podía mover del dolor de pantorrillas que tenía.

MISIÓN CUMPLIDA!!!! Pensé en rendirme, pero la perseverancia y el apoyo infinito de mi compañero de trekking vale más. Conocí la vida de la montaña y no dejó de impresionarme a cada minuto. Ver como viven esas personas tan aisladas del mundo y lo que tienen que caminar para llegar a sus casas cargados de insumos y comida, por caminos difíciles y zonas peligrosas, me hizo valorar un poco más mi vida. Ya no es la pobreza lo que me hace ser agradecida de lo que tengo, es la comodidad para obtenerlo lo que me llama la atención. Falta algo en la cocina, vamos al supermercado y listo, mientras que estas personas tienen que caminar días para tener agua potable.

Antes de salir de Santiago, mi sabia madre me dijo un día, «el hombre es la lista de sus cosas hechas» (Goethe) y me dijo que mi lista iba a ser muy grande después de este viaje. Creo que sí, he hecho muchas cosas, cosas que quería hacer y cosas que jamás pensé que haría, pero cada una de ellas me ha cambiado un poco la vida.
En esos libros tipo ‘1000 cosas que hacer o 1000 lugares que ver antes de morir’, debe estar algún lugar del Himalaya, porque es mágico y porque debiera estar en la lista de todos ustedes. En la mía ya tiene un chek.

PD: No quiero cambiar estos colores por los de una ciudad, pero no tengo post para Kathmandú, y debo reconocer que es una ciudad que también nos encantó. Dejo algunas fotos para que saquen sus propias conclusiones:

2 respuestas a “Nepal y el Himalaya: Ruta”

  1. un hermoso viaje, apto para viajeros de aventura, felicitaciones!

  2. ¡Felicitaciones! Me complace que haya discutido esta información esencial a mi lado. ¡Muchas gracias!
    Viaje a India

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